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Daphne y el misterio del medallón

Daphne y el misterio del medallón

Daphne y el misterio del medallón

Los niños despertaron sobresaltados, en sus sacos de dormir, por el gran estruendo que provocó un trueno. Cuando el ruido del trueno se hubo apagado todos escucharon con incredulidad el chirrido del armario ropero que se encontraba al fondo de la habitación. Aún en la oscuridad, todos miraron hacía donde provenía aquel ruido y con sorpresa, vieron como al abrirse la puerta del armario por completo se veía claramente unos perturbadores ojos de un intenso rojo brillante que les observaban desde el interior.

Uno de los niños se apresuró a encender su linterna, y de repente la puerta del armario se cerro de golpe.

 

14 horas antes........

Daphne y el misterio del medallón

Marta  estaba muy contenta porque  su madre le había dejado invitar a unos cuantos amigos a pasar el fin de semana en su casa de campo. Era una casa grande, con un jardín enorme donde, aprovechando que era verano, tenían planeado acampar en el.

Llegó el gran día y  todos los invitados fueron llegando muy emocionados con sus mochilas y sacos de dormir.

El primero en llegar fue Rubén porque vivía a tan solo unas pocas calles de la casa de Marta, era el chico más popular del colegio y se llevaba muy bien con ella.

Allí se encontró no  solo con Marta sino también con su prima Lara y con su hermano pequeño Leo a los que ya conocía.  Lara era un año mayor que Marta, pero habían estado muy unidas desde niñas y se querían como hermanas.

Era un armario ropero que la familia utilizaba a modo de trastero. Allí había de todo, especialmente juguetes y un montón de cachivaches. Daphne se fijó en un viejo coche de juguete al que le faltaban los faros delanteros. _Mira_ dijo a Marta.

No tardo mucho en aparecer Carlota, quien también iba a clase con Rubén y Marta. Carlota era una niña muy aplicada, aunque tal vez algo competitiva. Siempre intentaba ser la mejor y primera en todo. Y siempre estaba compitiendo con Marta.

Y entonces y sin previo aviso, empezó a llover. Pensaron que pararía enseguida, pero nada mas lejos. Estalló una gran tormenta y todos se pusieron muy tristes y decepcionados, incluso pensaron que tendrían que suspender la acampada, pero la madre de  Marta tuvo una gran idea. No podrían acampar en el jardín pero sí en el desván. Y les preparó todo para que así fuera. 

– No, no vamos a suspenderlo_ les dijo a todos_ podéis acampar en el buhardilla, está limpia y es muy espaciosa. Lo pasareis muy  bien. 

En ese mismo momento, llamaron a la puerta. Era Daphne, la mejor amiga de Marta, quien calada como una sopa saludaba desde el otro lado con timidez.

– Vaya! creo que cometí un error cuando les dije a mis padres que prefería venir yo sola en el autobús. No me esperaba esta tormenta.

Mientras la madre de Marta la traía una toalla para que pudiera secarse, Marta hizo las presentaciones ya que Daphne no conocía al resto de los niños porque no iban al mismo colegio. Cuando de repente, un invitado inesperado hizo su aparición. Todos los niños quedaron muy sorprendidos al ver que algo se movía dentro del pequeño bolso de Daphne y empezaba a asomar su cabecita.

Lara pegó un chillido y Rubén dio un respingo.

– Oh no, es un ratón! Gritó Carola asustada

– No es un ratón! contesto Marta divertida.

 – No os asustéis._ continuó Daphne mientras le cogía entre sus manos y le acariciaba con cariño.

_ Es Tuqui. Y no es un ratón, es un hamster. ¡Y es muy inteligente!.

_ ¿Podemos tocarle?_  Preguntó Rubén mientras se acercaba con curiosidad.

_Claro que sí, Tuqui es muy amigable, le encantan los niños y le gusta mucho que le acaricien_ contestó Daphne.

Y todos fueron acercándose despacio mientras el animalillo les olisqueaba curioso con su pequeño hociquillo.

Cuando llegó la tarde, y aunque no había dejado de llover, todo estuvo dispuesto para la fiesta. Había comida, juegos, regalos y hasta una piñata. Y por supuesto, también una tarta. Y aunque sin salir al jardín, todos parecían estar pasándolo muy bien.

Pero lo mejor fue al llegar la noche. Era lo que todos estaban esperando.

Los niños estaban entusiasmados, subieron a la buhardilla donde prepararon sus sacos de dormir. Pero antes de acostarse decidieron contar historias de miedo mientras tomaban nubes de azúcar.  Apagaron las luces y encendieron sus linternas. Se oía el ruido de la intensa lluvia rompiendo en las ventanas y en el tragaluz del techo. De vez en cuando se escuchaba un trueno, y al rato un rayo iluminaba de forma tenebrosa toda la habitación.

Cuando llego el turno de contar una historia a Marta todos escucharon con interés, porque  lo primero que hizo, después de comprobar que no había ningún adulto cerca, fue sacar del armario, un extraño medallón que tenía escondido.

_ Tengo que enseñaros algo._ comenzó. Y mientras se levantaba a buscarlo un trueno sonó muy cerca, lo que hizo que todos se estremecieran. Acto seguido llego el rayo iluminando parcialmente la habitación y Carola agarro asustada la mano de Rubén. Pero Marta no se detuvo,  y llevo aquel  objeto  ante sus amigos. Lo desenvolvió de un paño de terciopelo negro y lo mostro a todos. 

Era un precioso medallón que parecía ser muy antiguo. Pero lo mejor fue la historia que aquel extraño objeto encerraba. 

Marta empezó su relato mientras todos la miraban con mucha atención. Aquel medallón fue encontrado por su tía abuela, que era arqueóloga, en una excavación en Egipto. Y según la historia, a aquel extraño medallón se le  otorgaban poderes mágicos.  Aquel que lo poseyera podría pedir el deseo que quisiera, que le sería concedido. Todos quedamos fascinados tanto por la historia como por el hipnótico medallón. 

Lara, su prima, que ya había oído la historia y pensaba que era un cuento para niños, sugirió que lo guardara antes de que se enterasen sus padres y se la cargara. Pero Marta no quiso hacerlo, a fin de cuentas, era suyo, su tía abuela se lo regaló a ella. 

_ A ti te dio unos pendientes a juego Lara. Le dijo Marta a su prima. ¿Dónde están? ¿Por qué no nos los enseñas?

_ Porque los tengo guardados en casa. Donde tienen que estar. Contestó cortando el tema.

Rubén dijo que sería increíble ir a los partidos con el, ya que ganaría todos. Pensó, que aquel medallón, podría convertirle en un superhéroe.

Y Carlota comentó de forma maliciosa, que por eso Marta era tan lista y popular en la escuela. Porque estaba usando los poderes del medallón.

Daphne no dijo nada pero se notaba que, como el resto, estaba fascinada con aquella reliquia.

Rubén, como hipnotizado por aquel bello objeto, quiso tocarlo, agarrarlo entre sus manos. Pero al hacerlo, todos los demás le siguieron queriendo cogerlo también. Lo que hizo que Marta preocupada decidiera guardarlo en el armario de donde lo había sacado, no fuera a romperse.

En aquel momento, decidieron que estaban cansados y decidieron acostarse. Todos se fueron a sus sacos de dormir, seguramente soñando con todo lo que podrían hacer si fueran los dueños del medallón.

Pero justo a media noche, cuando todos estaban durmiendo…..El estruendoso ruido de un trueno, les despertó sobresaltados. Al quedarse todo en silencio oyeron claramente el chirrido de una puerta que se abría. Aun a oscuras todos giraron la mirada hacía donde provenía aquel sonido. 


Daphne y el misterio del medallón

Era el armario donde Marta había guardado hacía un rato el medallón mágico. Entonces llegó el rayo iluminando momentáneamente la habitación. Y todos pudieron ver con claridad como la puerta del armario se fue abriendo poco a poco. Y al quedar abierta por completo, observaron que en el fondo del mismo se veían unos ojos brillante de un color rojo intenso que miraban hacía ellos. Daphne se apresuró a encender la linterna y  de repente la puerta se cerro dando un portazo.

Aquello asusto mucho a los niños que se metieron corriendo en sus sacos y se arroparon hasta taparse las cabecitas por completo. Temblando de miedo se quedaron en silencio, sin atreverse a mover ni un dedo. Y permanecieron inmóviles y en silencio hasta quedarse dormidos.

Cuando hubo amanecido los pequeños se fueron despertando uno a uno. Aun con el miedo en el cuerpo y sin poder creer lo que había pasado. Les parecía un mal sueño.

Asustados, miraban hacía la puerta del armario sin atreverse ni tan siquiera a comentar.

_ Deberíamos mirar dentro del armario_ dijo por fin Rubén tímidamente.

_ Sí_ continuo Marta._ yo debería de comprobar que todo está en orden. Pero siguió quieta, mirando la puerta del armario pero sin mover ni un solo cabello.

Entonces Daphne, que era muy lógica e incrédula, se dirigió con decisión hacía el armario y lo abrió.

Todo parecía en orden, como si ahí no hubiera pasado nada. Entró dentro y observo todo más de cerca.

El resto la miraba expectante desde fuera, sin atreverse a acercarse mucho. Pero entonces Marta, recordó que allí estaba su preciado medallón y entró para asegurarse de que siguiera  en su sitio. Abrió el cajón donde lo había dejado la noche anterior y desenvolvió el paño de terciopelo apresuradamente y entonces descubrió que allí no había nada. El medallón había desaparecido.

Marta nerviosa, empezó a buscarle por todas partes. Preguntó a sus amigos pero nadie sabía nada. El medallón aparecía haberse desintegrado.

Marta desesperada empezó a llorar mientras su prima Lara intentaba consolarla cogiéndole de la mano y acariciándole suavemente el pelo.

Todos quedaron tristes y pensativos, habían buscado por todo el armario ropero, por toda la buhardilla e incluso en las mochilas de todos sin éxito. Marta empezaba a perder las esperanzas de volver a ver su apreciado medallón.

_Ha tenido que ser el fantasma_ dijo Carlota. _ No lo neguéis, es lo que estamos pensando todos. 

Pero Daphne, que no había dejado de inspeccionar el armario contestó:

_ Yo no creo en fantasmas. Y tras una pausa continuo._ Llegaré al fondo de la cuestión y averiguaré quien es el responsable de todo esto.

Daphne era una niña realmente excepcional, demasiado inteligente como para creer en fantasmas. Soñaba con ser detective, y lo cierto, es que valía para ello ya que poseía grandes dotes de observación. Así que eso es lo que hizo. Observó con atención todo lo que había dentro del armario para encontrar pistas.

Daphne y el secreto del medallón

_¿Qué estas insinuando Daphne?_ intervino Rubén claramente enfadad._ ¿Qué hemos tenido que ser uno de nosotros?

_ Efectivamente Rubén. dijo Daphne muy segura. Y añadió. _ Y voy a demostrarlo.

Todos miraron perplejos a Daphne y ella les preguntó:

_ ¿No pensaríais que lo que vimos ayer, fue un fantasma verdad?

_ Yo no sé lo que vimos anoche, continuo Rubén, pero no pienso repetirlo otra noche más. Y salió de la habitación mientras el resto le seguía.

_ Todo esto da mucho miedo Marta, dijo Carlota girándose antes de salir de la habitación. 

Cuando Marta y Daphne se quedaron solas, Marta preguntó a su amiga que opinaba. Pero Daphne sin contestar siguió inspeccionando el armario.

Era un armario ropero que la familia utilizaba a modo de trastero. Allí había de todo, especialmente juguetes y un montón de cachivaches. Daphne se fijó en un viejo coche de juguete al que le faltaban los faros delanteros. _Mira_ dijo a Marta.

_ ¿Qué es lo que quieres que mire? contestó confundida._ Tan solo es un coche de juguete roto.

_Es extraño, dijo Daphne pensativa.

_Por si no te habías dado cuenta esto está lleno de juguetes rotos, sobre todo de mi hermano pequeño._ prosiguió Marta divertida. Pero Daphne pareció no haberle oído y continuo examinando el armario.

Sin contestar a su amiga, Daphne salió del ropero sin dejar de observar todo. De repente Tuqui saltó de uno de sus bolsillo del camisón y se puso a olisquear algo en el suelo. Al principio parecía que solo olía el suelo, pero cuando Daphne se acercó más pudo ver con claridad de que se trataba. Después Tuqui salió corriendo hacía el interior del armario y Daphne fue detrás. Al cavo de un rato salieron ambos del interior del armario ropero.

 Y entonces, Daphne dijo con una amplia sonrisa en la boca: 

_ ¡Ya sé como lo hicieron y quien!

Daphne no explicó a su amiga lo que había pasado, simplemente le dijo: _que no se vaya nadie. Aquí no hay ningún fantasma. Que vuelvan todos a la buhardilla y os lo explicaré. Sé quien ha sido. Y sé donde está el medallón.

Una vez estuvieron todos juntos en la buhardilla expectantes ante la revelación que esperaban recibir, Daphne comenzó a hablar:

-Como os dije, no se trata de ningún fantasma_ comenzó. _Todo ha sido un truco, un truco muy inteligente, pero a fin de cuentas un truco. 

-Alguien quería robar el medallón y asustarnos para que no habláramos. La cuestión es saber quien tuvo motivo, oportunidad y medios para hacerlo.


-Todos teníais motivos para querer coger el medallón, ¡Cómo no! ¡Es mágico!. Pero ¿Quién tuvo medios y oportunidad para hacerlo?

-En relación a los medios, bueno….. mejor os lo enseño. La verdad ha sido bastante ingenioso. Empecé a darme cuenta cuando vi que al coche de Leo le faltaban los faros, y recordé que cuando llegué le había visto jugar con el y que tenía los faros de color rojo.  ¡Os presento al fantasma!. Marta, apaga las luces por favor.

Marta obedeció y Daphne abrió la puerta del armario ropero. Al fondo de este se podía ver dos luces de color rojo que a simple vista podían confundirse fácilmente con unos ojos de color rojo intenso que miraban a lo lejos.

-¡Vaaaaya! exclamaron los allí presentes. Y Marta encendió las luces para que todos pudieran ver con claridad el engaño.

_De acuerdo_ ¿pero quién lo hizo? y ¿Dónde está el medallón? Preguntó Rubén algo confundido.

_ Y¿ cómo lo hizo exactamente?. Es decir, ¿ cómo pudo hacerlo sin que ninguno nos diéramos cuenta? Continuó Marta

Esa misma pregunta es la que yo llevo haciéndome toda la mañana. Y la respuesta me la dio mi inteligente amiguito: Tuqui.

No veía como hasta que le vi olisqueando algo en el suelo. Algo que no se podía ver a simple vista. Pero cuando me acerque me di cuenta de que con lo que estaba Tuqui tan entretenido era un largo hilo de pesca. Que, como ya sabréis todos, es trasparente por lo que no se ve. Entonces seguí el rastro del hilo y así he conseguido volver a colocarlo tal y como lo había hecho quien nos engaño. Luego me di cuenta que colocando una linterna detrás el efecto quedaba igual a como lo vimos anoche.

Pero aún quedaban más incógnitas, ¿Cómo pudo haber abierto la puerta en el momento preciso? y ¿luego cerrarla de golpe?

¿Por qué no vimos esto a la mañana siguiente cuando inspeccionamos el ropero? Y lo más importante ¿Dónde esta el medallón?

Pues bien, después de pensarlo mucho e inspeccionar a fondo este armario ropero di con la clave.

Si os fijáis, la puerta chirria, pero solo a partir de estar abierta a la mitad. Eso me dio la pista para pensar que quien lo hiciera solo tuvo que abrir un poquito la puerta, lo justo para poder pasar sin que hiciera ruido. Preparar el artilugio con el hilo de pesca y la linterna encendida. Luego esperó a que sonara un trueno lo bastantemente fuerte como para que nos despertara a todos. Y después, a gatas por el suelo, abrir despacio la puerta del armario hasta hacerla chirriar y que se vieran los ojos rojos que tanto nos asustaron y volver a cerrarla de golpe. Luego solo tuvo que tirar del hilo hasta romperlo para que, al mirar dentro del ropero a la mañana siguiente tan solo viéramos  juguetes rotos y destartalados dentro. Apago la linterna y salió abriendo ligeramente la puerta igual que había entrado.

Con la confusión de los gritos, la oscuridad y el momento tan desconcertante, nadie se daría cuenta de que volvía con el grupo.

-¿Pero….quién fue? y ¿ dónde está el medallón? preguntó Marta ansiosa.

_ Me he vuelto loca para adivinarlo_ prosiguió Daphne. _ Y de echo no lo hubiera descubierto nunca de no haber sido por la ayuda de mi amigo Tuqui. 

Mientras yo daba vueltas y mas vueltas devanándome los sesos dentro del armario ropero, mi pequeño amigo se ha puesto a jugar al escondite. Cuando me he arrodillado en el suelo para cogerle y marcharme, porque ya me había dado por vencida, he dado con una parte del rodapié que estaba suelta. Al mirar dentro me he llevado una gran sorpresa. ¡Allí estaba el medallón!

– Y ¿Quién ha sido? dijo Carlota.

-Solo una persona de todas las que estamos aquí ha podido ser. _prosiguió Daphne mientras recorría su mirada por las caras alucinadas de todos sus nuevos amigos. Y parando la vista en la prima de Marta soltó con aire acusador: ¡Verdad Lara!

Lara por supuesto lo negó._ ¡Estas loca, yo no he sido! ¡No tienes ninguna prueba! ¡Cualquiera pudo hacerlo!

– No Lara, es imposible, solo tú pudiste hacerlo. Ninguno de nosotros habíamos entrado antes en ese armario, ni siquiera conocíamos la casa. Es un plan demasiado elaborado como para haberlo improvisado. La única que también podía haberlo hecho sería Marta, y ¿por qué iba a querer robar algo que ya era suyo?

Todos quedaron sorprendidos. No solo por el descubrimiento del robo sino mas bien por las grandes dotes de deducción de la persona que acababan de conocer.

Dedicado a Daphne, mi primera nieta. La niña más bonita y lista del mundo.                    

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Esta entrada tiene 4 comentarios

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